Camina por entre las calles de la ciudad pegado al
camellón, apenas con un pantalón de jean y sin camisa y con unas botas que han dado ya lo que
tienen que dar de sí, casi podridas y solo cubriendo lo indispensable del pie.
El pecho al aire, la piel tostada y el cabello a penas recogido hacia atrás
pero sucio.
Lleva un costalito en la mano, los autos hacen el alto
obligado por el semáforo y sin pensarlo saca de su bolsita un centenar de
vidrios transparentes y se acuesta sobre ellos con el cuerpo pegado al pavimento.
¿Qué es esto me pregunté? Un faquir sin lugar a dudas, pero ¿Qué clase de
faquir? Un faquir de la vida al que todo se le ha negado, se le han coartado
los caminos por los cuales pasar, y no le queda más que mendigar un pan, un
vaso de agua, algo para pasar el día, ¿planear? ¿Invertir? Todo eso queda muy
lejos de su realidad. Y la indiferencia de la gente, patente en todo su acto,
unos recargados en el poste sin dirigirle una mirada si quiera, más preocupado
por otras cosas que podrían ser importantes para el en ese momento.
Otros hablando con sus hijos en el auto, sin hacer ni
siquiera el menor alto para un comentario.
El del auto más cercano solo con el pánico de que no
le vaya a ensuciar o rayar la carrocería, y los demás, preguntando ¿a qué hora
pedimos este espectáculo? Y sin embargo estamos en este teatro de la vida
presenciando los actos más bajos que puede cometer un hombre para subsistir.
¿de qué se trata esto? Es la pregunta que nos ronda, pero que no nos atrevemos
a contestar metidos en nuestras
novelas y futboles, ni siquiera nos atrevemos a dedicar
un comentario en nuestra casa sobre lo
que pasa en nuestro alrededor porque
sabemos que estamos metidos hasta las manitas en el sistema que si bien un día nos
proveyó hoy y en muchos otros hoy’s nos
ha quitado a algunos más que a otros.
Y el faquir solo esperando el momento de que dé el
siguiente alto para tirarse sobre sus vidrios.
¿Qué clase de irregularidad tiene el sistema que no
nos permite darnos cuenta de los problemas que aquejan a nuestros semejantes?
Dia a dia, mendigando un peso, mendigando una sonrisa, mendigando un pan. Sin
mas oportunidades que las que Dios nos da dice la iglesia, dice la gente, dicen
los que saben. Sin lugar a dudas y en este punto me explayo el Creador nos dio
tanta libertad, pero tanta que los que saben y los que tienen, tienen también
el poder de ignorar, pero ´¿ignorar algo tan obvio?
Y es que en conclusión es la indiferencia lo que nos
tiene sumidos en este subdesarrollo, la indiferencia hacia nuestros hijos,
hacia el medio ambiente, hacia lo que pasa en nuestro alrededor, todos
hipnotizados por la magia de tener una camioneta nueva, una tele de pantalla
plana, unos zapatos Florsheim que se yo hay tantas vanidades en esta vida que
solo hace falta enumerarlas para distraernos de lo que hace falta hacer para
arreglar este mundo.
Y es que tomate un segundo y mira a tu alrededor veras caras de resentimiento,
caras de ¿y ahora que?, que si la influenza, que si la crisis financiera, que
si cayo Chrysler, pero que es lo que tenemos que hacer para resolver este
problema, eso es lo que tenemos que plantearnos soluciones y dejar de ser
tan indiferentes, tan poco preocupados
por lo que pasa, por que hoy estamos aquí y que tiempo tardaran las
consecuencias en atraparnos, para enseñarnos, si no aprendimos por las buenas,
tal vez por las malas.
Y ahí dejo al faquir tirandose sobre sus vidrios y al
del coche que no quiso dar para seguir con mi andar.
Saludos