martes, 15 de marzo de 2016

Pongale titulo Joven

I
Hubo una vez un hombre que escribió un libro, un libro que estaba empastado en cuero y caña un cuero raro, nadie supo jamás como hizo para escribirlo ya que no había luz en el lugar donde él vivía y de día pasaba horas caminando en el campo.
Tal vez fue la soledad la que lo llevo a encontrarse con el papel, no había otra respuesta el mundo había terminado hacia algunos eones así que solo le quedaba escribir lo que había sucedido, había rinocerontes en las ciudades, cucarachas en el ártico, todo tipo de animales en lugares extraños, nada en su lugar.
Guardaba celosamente su escrito, y solazmente lo metió en el tronco de un árbol, un árbol más o menos joven de los que habían sobrevivido. Nadie  de los que habían sobrevivido sabía concretamente  que había en ese libro.
No había mujeres así que no podía pensar en una familia el mundo era su casa o lo que había quedado de él.
Había estado en un cerro por un tiempo considerable hasta que decidió bajar de él y vió una ciudad, de acero y concreto que no hacia el menor ruido, una ciudad que aun brillaba con la luz de la tarde que lo había guiado.
Cuando el sol finalmente bajó, algunos animales salieron y comieron, la luz solar había sido mortífera para la tierra en las últimas épocas por lo que muchas razas habían desaparecido. Los animales también habían buscado refugio.

En aquella ciudad de acero, encontró motores y aparatos, pero inservibles sin otro ser humano, decidió subir al edificio más alto y observar la totalidad de la urbe. Sabía que reconstruir el mundo sería una tarea titánica, ¿Cómo devolver a la humanidad a la Tierra? Imposible pensó. Prácticamente  imposible, cayó la noche y quedó dormido en alguna habitación de aquel edificio.

Al día siguiente bajo las escaleras y entró a varios lugares, de pronto encontró un laboratorio genético, ahí estaba la respuesta.
Tomo algunos instrumentos y comenzó a intentar buscar óvulos o algún tipo de materia orgánica que le permitiera ayudar, claro recordaba algo pero no sabía cómo recordarlo, tal vez había sido todo un sueño. Cayo en cuenta que el libro en el árbol podría ayudarle.