Sentada sobre el volcán tu mecedora yace, y mirando hacia las estrellas
a cada una preguntas su nombre, ¿eres tu la que se llama como yo?
Alla a lo lejos una pequeña estrella responde, pero la voz no llega
es demasiado tarde.
Mi abuelita se mece y se mece en su mecedora
pero las estrellas solo la alumbran a la luz pálida de la luna.
Mi abuelita toma sus cosas y se va,
!ya vendra la bruja por ti, viejo gañan!
y deja la mecedora
y entonces las estrellas forman una letra en el firmamento,
hacen una ronda y rien...
traviesas comos solo ellas saben ser,
traviesas como solo ellas saben callar.
lunes, 17 de noviembre de 2008
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