lunes, 8 de diciembre de 2014

La playa


Lejos de la montaña  en un lugar cercano al mar, un niño  comía longorón. Salía cada mañana de su choza con un cuchillo de piedra y hacia largas excursiones por la costa, ahí al pie de la mañana, casi al mediodía se sentaba flaco como él era con su pelo hirsuto frente  a la playa, bajaba lentamente las grandes piedras de la playa y ahí con sus amigos sacaba conchas del mar, longorones, ostras y ostiones y los abría con su cuchillo.

Una a una iban cayendo los moluscos en sus manos y  las de sus amigos, comían y comían hasta reventar, luego tomaban un descanso bajo  la sombra de algún mangle y esperaban a que llegara la tarde.

Asi fue por un tiempo, la playa era su lugar favorito, comían y dormían, pero los domingos, ay los domingos, había que ponerse ropa ajustada y corbatín, en fin, peleaba con la madre sin embargo, se lo ponía junto con sus botines, y salían a la iglesia que estaba en el otro extremo de la playa.

Iba de la mano con su madre, una mulata recia de traje oscuro y muy religiosa, lo llevaba por el camino, de la casa a la iglesia, se portaba como todo un caballerito y se sentaba en las segundas o terceras bancas para no tener que estar frente al scerdote. Una vez que terminaba el suplicio, volvia a su playa a mecerse entre las ramas y capturar ranas que comía con gusto.

Lo de la misa era algo que su madre le había inculcado para que aprendiera los preceptos de Dios, y el orden que rige la vida, aunque le costaba entender todo, iba aprendiendo lo que le contaban en la misa. Que si Jesus sufrió, que si Jesus se reunía con los sabios del pueblo, y aprendia de memoria los mandamientos.
Un dia tuvo un sueño, vio una mujer que le hablaba y le decía, ¿A dónde esta el pastor?, ¿ a dónde esta el pastor?.. no sabia de que se trataba, pero al fin comprendio que algo querria decr el mensaje asi que con su letra de tercero de primaria escribió el sueño y lo guardó junto con sus tesoros, un par de piedras, coral, cuarzo, y muchos picos de ave.

El bueno del pequeño, salio una mañana como siempre, y dijo ¿Qué estoy haciendo aquí? Y pensó, el mar me lo ha dado todo y la iglesia me ha puesto en orden, ahora ¿Qué haré?... Miró el horizonte y pensó volverse marinero, asi que tomó rumbo a los astilleros a enrolarse, agarró una camisa se la anudo al ombligo, tomó sus pantalones de pesca y camino como hombre, pero aun era muy pequeño, pero estaba determinado a triunfar.

Comenzó con el carpintero y rápidamente aprendió el oficio, tallar, cortar, enfilar, perfilar, y construir. La quilla, los aparejos, en fin,,,
Estuvo unos dos tres meses construyendo barcos, hasta que se cansó y regresó a su playa a comer longorón con los amigos.


Abrio su caja de tesoros, y encontró otra vez el sueño, escrito con su letra de tercer año,  para entonces ya estaba en la secundaria, y ligero como todos los chicos de secundaria decidió ir al monte y ver si había un pastor por ahí.

Cogió su machete, su morral, y una cantimplora con agua y subió al monte, se alejo por primera vez en su vida de la playa, y se internó en la maleza, iba gritando, ¡pastor! ¿Dónde está el pastor? En su morral llevaba una libreta con una estilográfica y comenzó a dibujar el paisaje, se imaginaba un pastor llevando a los merinos desde lo alto de la cumbre hasta el mar, pero no lo veía, asi que escribió un cuento en respuesta a la virgen, por que con ella había soñado, y le dijo que si que había un pastor, que lo había visto y que que quería de el.
El sueño tardó en reaparecer a la tercera noche de su travesia por el monte le dijo, ve y habla de lo que ves. Lo decidió entonces, sería escritor. Narraría sus sueños.

En el pueblo donde vivía solo había una sala de cine muy maltrecha y muy olvidada, pero se sentó ahí a entrevistar al cacaro, le comentó que quería ser escritor y el cacaro le dijo que aquello era una tarea fácil pero en la cual debía haber constancia. Le enseñó lo primero que había escrito, un poema sobre el agua y la hierba. Le dijo que si era posible poner eso en una película? Le dijo por que no? Tomaron el cinematógrafo y fueron al monte a filmar el viento y el agua. A nadie le gustó el tema, pero era lo que había en aquel momento.
El pequeño gran hombre, creció, siempre cerca del cácaro. Le llevaba sus cosas en fin, estaba aprendiendo el oficio de escribir el oficio de contar historias. Un dia se le ocurrió una historia, una historia hermosa, una historia de amor, y es que estaba enamorado. La había visto un dia cuando caminaba por la central, una mujer bella, linda hermosa, fresca como la mañana en que comía longorones.
La invitó a salir, sonaba entonces “hoy corte una flor” y  Llovia y llovía “ esperando a mi amor”, y la tomo suavemente de la mano. En aquel tiempo había que tomar vapor para  salir del istmo. La llevo a su playa, a su hogar, a su catedral en la tierra y la desposó frente al mar. Le juró amor eterno y la arrulló entre sus brazos.

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