Por. Rocío De la Rosa
Sánchez
¿Qué tendrá el Lagarto?
Se preguntan los vecinos del pantano, antes tan alegre que iba y venía por las
charcas haciendo y deshaciendo y hoy solo lo vemos sentado y callado sin más
diversión que limpiarse de vez en cuando un diente. Papa Lagarto está triste,
el verso que quería escribir quedó a la mitad y la urraca lo mira con un ojo
sediento, disimuladamente pero lo mira.
Papa Lagarto se ha
cansado, sus ojos verdes lo muestran, la luz quiere extinguirse. Se ha cansado
de ser la alegría del pantano, ahora que venga otro bufón se piensa, ¿Por qué
habría yo de llenar todos los espacios vacíos si ni siquiera un jarro de agua
me acercan estos infames vecinos que me miran subir y bajar en el pantano?
La piel se le ha puesto
más dura de lo que la tenía, antes sus cuentos y su música eran el centro de toda la atención del
pantano, pero hoy justo hoy papa lagarto esta triste, y en la casa de al lado
hay algarabía, mirando con sus ojos de lagarto se sorprende de lo rápido que
aprenden los niños y de lo poco que él sabe sobre computación. ¿Qué hará?,
¿dejar que se lo coma la urraca? Nunca ni pensarlo!, el ha comido antes
urracas, así que si esa chismosa se le acerca le dará su merecido, si no ha
venido aquí a ser pasajero si no a permanecer. Pero como todo en el cosmos, y
aun en este pantano la vida tiende a extinguirse.
¿Qué pensarán los
admiradores se dice? Algo tan vivo como el arte no puede morir, pero sí sus
creadores y es ahí donde se da cuenta que está perdido, se han ido los días de
fiesta, en su casa, ahora todos ríen y el solo se rasca un diente, que al
parecer le duele, y se queda con su papel ensayando lo que podría llegar a ser
un verso.
Lentamente las luces del
pantano se apagan pero la de papá no, Papa Lagarto sigue leyendo, se sigue
esforzando, pero poner estas palabras en un papel es más difícil que armar un
rompecabezas, ¿Qué sigue se dice? La yuxtaposición recuerda… el espacio, tantas
cosas que hay que ver en este mundo y el tan solo con una hoja de papel oyendo
a la urraca.
Los vecinos duermen a
pierna tendida y él rascándose su diente, ni hambre le dio hoy, está enfadado y
está decidido que en su próxima vida será astronauta y él será el primero en
entender la tecnología. Ahora la charca esta triste, finalmente la luz del
lagarto se ha apagado y la urraca ya no mira con disimulo ahora lo quiere,
ahora esa sed que tenía habrá de saciarse en cualquier momento.
Papa Lagarto se inclina
sobre sus libros, los repasa uno a uno y
encuentra uno sobre como cazar Urracas, lo mira detenidamente y lo lanza a un
lado. Quiere estar preparado, consigue betún de pez y lo unta en una estaca;
sabe que a la Urraca le encanta el pez. Lo deja cerca de la ventana con un
serrucho que le caerá en la cabeza.
Si aquella loca llega le
cortara la cabeza, piensa, está decidido
a no morir ni a dejarse tocar por la urraca, está todo listo, Papa Lagarto
calla, hace los preparativos. Tres panes, uno para cada uno de sus hijos que
han de venir de lejanas distancias a darle el primer adiós, y tres vasos con anís,
para que pasen el pan, todo está listo. Pero en realidad lo que desea Papa Lagarto es que aparezca el bufón ese que
ha de cubrirle, porque el show debe continuar.
Finalmente al amanecer,
papa lagarto ve una luz, la urraca se acerca y ¡zas! Cae fría… soy viejo se
dice pero no tonto… esas son sus últimas palabras.
Moraleja, cuando algo te
preocupe tomate el tiempo de pensar como luchar contra la adversidad y no olvides tus pasadas experiencias.
Veamos mañana como
amanece la charca.
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